miércoles, 27 de junio de 2012

Orgullo gay

El pasado día 25 de junio fue el Día Internacional del Orgullo Gay aunque el tradicional desfile se suele celebrar en días posteriores como ya sabreis porque la ciudad se llena de banderas arcoiris y señores estupendos luciendo músculo a ritmo de house. También hay señoras, pero como que nos lucen menos por cantidad, visibilidad y considerable menor ración de purpurinas.

Se ve que en las mercerías hacen precio a los machos.

Lo que igual no es tan conocido es el porqué de esa fecha.

Resulta que en 1969, año en el que nací yo y el movimiento de liberación homosexual (pura cosa buena, ya ven) en Nueva York había un club llamado Stonewall, punto de encuentro de gays y lesbianas, que se estaba viendo azotado por las redadas de la policía a la caza del sujeto/a que no se atenía a la moral imperante en materia de "en tu casa o en la mía". Gays, lesbianas, drag queens, prostitutas y chaperos, travestidos y transexuales dijeron aquel día BASTA YA. Y bien alto. Y la policía acabó corriendo como conejo perseguida por un zorro. Un zorro formado por miles de personas que se unieron espontáneamente en apoyo a este colectivo y que acabó provocando protestas, organizaciones y un desfile en el que se decía abiertamente que uno era gay (o lo que tocara) mediante carteles y pancartas.

Aquel primer desfile y sus valientes participantes fueron la génesis de lo que hoy ya se ha integrado en el paisaje de muchas (no todas, ojalá) ciudades del mundo cuando las carrozas colapsan las avenidas principales y ponen a todos a bailar.

Ya sé que hay gente que piensa que porqué hay un día del orgullo gay y no del orgullo hetero. O que los niños no deben estar en este tipo de actos. A mí me parece que es necesario reivindicar los derechos de las minorías y si es mediante una fiesta, mucho mejor. Y prefiero que los niños vean a un montón de gente pasándolo bien y defendiendo la tan necesaria igualdad y la libertad que a fin de cuentas son bienes sociales, que llevarlos a misa donde un señor me dice cómo debo amar so pena de castigo eterno y otras lindezas.

Desde que me embaracé no he vuelto a ir y mira que me gusta. Pero tanto calor, tanta gente y mi pequeña Lola que ya pesa demasiado para cargarla a hombros como que no...

Ahora, dejen que crezca un poco más que nos envolvemos de arcoiris.

viernes, 22 de junio de 2012

Lección de estilo: 15J

Queridos supervivientes del 15J:

Poco se puede añadir a las estupendas crónicas que se han escrito ya y que con paciencia de hormiga va recopilando Base Echo que, a juzgar por el nombre, esta chica debe ser astronauta por lo menos. Pero una astronauta con mucho estilo, porque llevaba un vestido que si  pesara yo 15 kilos menos, la hubiera noqueado a base de GT y dado el cambiazo por mi cortina-vestido. Suerte que tienes que ni aprendiendo a respirar por las uñas de los pies me quedaba.


El momento "amiga de lo ajeno" fue una constante esa noche. Desde antes de llegar a La Bienquerida, ya iba yo en el taxi deseando estar en el taxi precedente. Y fue bajarme y ver lo bonitísimo que estaba todo... con sus guinaldas, sus preciosos arreglos florales (esas peonías quedarían genial como tocado¡), las chapas, mesas repletas de regalos... Toda ojos devorando el exceso de buen hacer, cariño, trabajo y buen gusto que derrochaba el evento.

Y encima de las primeras que saludé fue a Desmadreando. Menuda entrada. Así no, amiga, así no. Altísima, rubísima y guapísima. Perfectamente vestida para la ocasión. Y encima simpática a morir¡¡. ¿Pero esta mujer qué defecto tiene?. Yo quería su melena, su fotogenia, su ... todo, hombreya. Pero como es mexicana y más alta que yo, no me animé más a que sonreirle mucho a ver si se me pegaba algo.

La Niña sin Nombre... pero qué mona, que salá y qué estilismo¡¡. ¿Cómo se puede ser tan encantadora y con tanto glamour?. Pero algo así le pasa a la que no le come su Gremlin, que encima venía de la tele alicatada. ¿Ustedes qué comen para verse tan bien?, díganmelo ya, por favor¡. Y no dejemos fuera a Me gusta mi Barrio de un negro siempre favorecedor. Nuestras fantásticas organizadoras desplegaron una vez más pero esta vez en vivo y en directo todo su encanto, simpatía, buen humor y generosidad a raudales dejándonos a todas prendaditas de su buen hacer.

Momento photocall: Claripondia se lució. No sólo como fotógrafa, que ahí está su obra para los anales de la historia, sacando lo mejor de cada quién con unos retratos llenos de alegría y buenrollismo (un puntazo el atrezzo y el marco) sino por ella misma, dulce y guapa.

Las colaboradoras como Aúrea de Chiribámbola (cómo me gustó tu look, qué guapa¡¡), Base Echo, Confeti en los bolsillos, Lanoa, Elisabeth Blume, la tarta de Blanca y tantas otras.. qué mérito, chicas¡¡. Espero que tras el esfuerzo os hayáis pasado por un spa o algo, que merecido lo tenéis.

Apenas pude comer. No me entraba nada y mira que es raro porque mantener mi tamaño requiere ingentes cantidades de comida. Pero que no. Me daba penica despreciar los canapés que con tan buena pinta iban paseando esos camareros requetesimpáticos. Eso sí, no hubo una sola foto en la que saliera sin una copa en la mano. Alcoholizada perdida. Las calorías hay que reponerlas cuando menos en versión líquida.

Y como una ya perdió el pódium que con tantos años de dedicación había ganado de cierrabares, así me pasó, que el mojito se me puso de peineta y no llegué al Larios so pena de acabar durmiendo en la barra. Y para eso, que una ya no tiene edad, me voy a casa cargada de regalos.

Cuando amanecí al día siguiente, mi pequeña Lola había desguazado cada paquete tan primorosamente presentado todo y había montado un circo a tres pistas sobre la cama en el que los grandes triunfadores fueron los muñequitos de DKV.

Resacosa pero feliz (aún me duran los efectos) ésta, que aunque no se prodigó demasiado, admiró y agradeció de corazón que la hayáis dejado participar de un evento que, lo sé, lo presiento, hará historia y será el comienzo de muchos otros.

Viva el 15-J¡

viernes, 15 de junio de 2012

desvirtualización real ya¡ 15-J (o cómo ponerse el gintonic de peineta)

Hace algunas semanas me apunté a una cena de madres blogueras como hago la mayoría de las cosas: sin pensarlo mucho. Había apuestas sobre cuántas iban a ir... pero fallaron todas las previsiones. Lo que aparentaba ser una reunión en petit comité de un puñadito de mamis 2.0 se ha convertido en el evento del año

Pero las fantásticas organizadoras, lejos de amendrentarse, se han venido arriba y robando horas de sueño han conseguido patrocinadores, han organizado concursos, un photocall, recomendaciones para posar y no salir defenestrada (desde ya lo digo, conmigo no hay fotochop posible, salgo fatal), arreglos florales, banda sonora, estrellas invitadas, un local estupendo y un menú de chuparse los dedos... no falta detalle y todo con un sentido del humor envidiable.

Seguro que a estas horas estarán nerviosísimas y repasando todo para que salga perfecto. Igual y hasta no han dormido. Pues chicas, estad tranquilas. No puede salir nada mal. Es imposible. Habéis puesto tanto cariño, tanta entrega y tan buen rollo que pase lo que pase nos va a encantar, estoy segurísima. Cuando la gente trabaja tanto poniendo el corazón, el resultado siempre es bueno.

Y después de tanto peloteo del bueno, voy con mi "drama" personal. Estoy más nerviosa que un flan sobre una lavadora en centrifugado. No he dormido en toda la noche porque la Lola se la ha pasado tosiendo y me he levantado a cada rato a echarle un ojo y taparla, que la puñetera le mete unas patadas karatekas a las sábanas que flipas. Tengo ojeras (digo, el bonus extra ojeril, porque desde que parí las traigo de serie). estoy tan blanca que hay que mirarme con gafas de sol.

Ayer me probé un vestido que diseñé yo misma y mi chico me dijo que parecía que me había enrrollado en una cortina con mucho estilo. No me lo tomé muy bien. De hecho le insulté un poco. Pero mi Lola me dijo que estaba muy guapa, así que cuando veaís a una maroma blancuzca envuelta en cortinas, soy yo.

Además de tener que aceptar la evidencia que no voy a triunfar con mi look y no os voy a dejar muerticas de la envidia, se une que no conozco a nadie y ni siquiera he sido muy pródiga en comentar ni nada porque ando liada por trabajo (ese lujo asiático del que algunas "gozamos" en esta España de rescates y cuesta abajo sin frenos). Sólo he dado la tabarra a la divertidísima Desmadreando por nuestro común amor a México y encima le tengo un regalito especial a modo de soborno para que no me deje hacer el ridículo sola, que es una cosa de mal tono en una señorita.

Total, que ahí voy. Deseando conoceros. Daros las gracias. Reirme mucho. Y soltarme la melena¡¡


jueves, 7 de junio de 2012

Pesadilla-party: los cumpleaños

Tras un mes "missing-in-combat", regreso a la carga con nuevas verdades-como-puños que les vengo a compartir como eventual paño de lágrimas virtual, a ver si alguien me consuela (o me insulta, como gusten).

En este último mes largo me he enfrentado a un nuevo reto laboral en el que he sido responsable de comunicación de un evento sin precedentes. El evento si tiene precedentes, aclaro, la que no tiene precedentes soy yo que nunca antes había sido responsable de prensa ni de casi nada en la vida y ahí me ven con mi blusa de Armani de acontecimientos importantes temblando en el Teatro Monumental a ver cuántas buenas gentes habían hecho eco de nuestra convocatoria. Y como una es multimedia, acabé corre que te corre comprando cables para sonorizar a la cantante. Sirvo para todo yo. Lo mismo te busco un técnico de sonido en tres horas que te hago un comunicado de prensa. Retos a mí¡.

Además, tuve una visita transoceánica de mi mejor amiga mexicana durante una semana. Y desde ya les digo que acostarse pasadas la medianoche tras haberse acabado las reservas de cerveza de los chinos de alrededor, teniendo que levantarme a las 7 y compaginar mi trabajo "normal"a jornada completa, el evento de mis temblores, las colaboraciones que hago como articulista y mi destacado papel como esposa, madres y ama de casa son el pasaporte a la locura y el agotamiento. Así me he quedado. Más tarada todavía.

Por si no fuera poco, en plena resaca de todo esto, invitan a mi retoño a un cumpleaños. Globos, tarta, enanos derribando figuritas a la carrera, gritos. Muchos gritos. Y madres.

No puedo decir que tenga muchas amigas con hijos de la edad de mi Lola con las que comparta mis miserias maternales. Tengo pocas. Qué coño, sólo tengo una¡. Soy un desastre completo en lo que se refiere a mis habilidades sociales maternales. El vínculo que une a dos mujeres con hijos de edad similar a mí no termina de convencerme que sea suficiente para llamar a "eso" amistad. Y soy facilona, conste. Pero una vez que la charla de parque ha repasado el peso, la talla, la operación pañal, la elección del cole y si me come o no me come, ya no sé qué decir. Se me acaba la sociabilidad y sólo quiero irme corriendo a escuchar a los Rolling Stones.

Con este panorama que les presento, díganme qué pinto yo en una fiesta de cumpleaños con una pandilla de madres que:

a) el 50% quería soltar a su criatura y salir corriendo de allí con cualquier excusa. Entiendo perfectamente que veas la oportunidad de hacer algo sin tu enano y la quieras aprovechar pero es irrespetuoso con la anfitriona que además de darte de merendar, no cobra ni nada por tratar de mantener a tu hijo con vida en lo que dura la fiesta aunque él se empeñe en trepar por el balcón una y otra vez.

b) Hagan "grupito" para comentar largo y tendido sobre la maravillosa y acertada elección del cole de su descendencia, constatemente aleccionadas por madre-perfecta pretendidamente barbie aunque a mí me parecía más bien un travesti colombiano hambriento, alardeando de sus conocidos en la junta escolar. Qué bueno que mi Lola no va a ir al maravilloso colegio porque me da repelús encontrarme con el travesti colombiano en el AMPA y que me aleccione de nada.

c) Parieron a dos pequeños hooligans convencidos que abrirle la cabeza a los demás niños era un ejercicio saludable y fundamental.

Mi amiga estresadísima, venga a sacar bandejas de comida (la mejor tortilla que he probado, he de confesar), fumando en la ventana de la cocina (y yo con ella) y pensándose mejor la fiesta del año siguiente. Una santa, eso es lo que es, y unos huevacos del tamaño de piscinas olímpicas es lo que tiene. Ni loca hago yo semejante despliegue en mi casa. Claro que tampoco sabría a quién invitar.

Eso sí, los niños lo pasaron bien que al final es de lo se trata, con algunos moretones a estrenar y la barriga llena de chuches porque los gusanitos se los zampó todos mi Lola.

En los tres años de vida de mi churumbel, tan sólo he acudido a dos cumpleaños no familiares. Los dos de la misma nena. Y sigo sin entender cómo sigue invitándome con lo borde que soy y la cantidad de gusanitos que es capaz de acaparar mi Lola.