jueves, 30 de agosto de 2012

Vacaciones en familia: no querías igualdad?

Amigos, ya hemos vuelto de vacaciones. Y no sé qué decirles: he vuelto confusa y preocupada.

Una cree que lo está haciendo bien tratando de educar a su pequeña en la igualdad y a la que le endiño la sirenita Ariel (que estoy de Ariel como si me la hubiera comido, por dios qué hartura con la Ariel a todas partes, que no me metas a la Ariel en la cama que te pinchas con la cola y luego lloras, por dios qué hartura, y qué fea la condenada con esa sonrisa de imbécil y la boca abierta, que se le van a meter moscas. Niña, no me digas que quieres ser Ariel, todo el día oliendo a sardinas, que te emancipas a los 3 años, eh?. Odio a Ariel, se nota, no?).

Bueno, que decía que igual que juega con Ariel (del demonio) juega con camiones. Que intentamos evitar juguetes sexistas (menos la Ariel de las narices y su figura de top model boba) y los comportamientos conductuales y todo ese rollo para que la niña no nos salga más cursi que un repollo con lazo antes de tiempo y bla bla bla.

La cosa es que nos hemos pasado. Se nos ha ido la mano. Tanta igualdad y tanta leche y ahora tenemos un desdoblamiento de personalidad en toda regla.

Mi hija según se levante se llama Lola y pide que le pongas el vestido azul con su lazo bien grandote y todo. Y va por la casa brincando y repitiendo que ella es una "princesa de culo de fresa". Para horas más tarde ir a jugar a un parque barcelonés (lugar de vacaciones), hacer amistad con unos críos de su edad y la mamá muy simpática, pregunte:

- ¿Y la nena, cómo se llama?.
- Pedrolo, contesta ella muy ufana, poniendo sus brazos en jarras.
- ¿Cómo? - cara de asombro de la madre que cree que le ha atacado una sordera ambiental, de repente-.
- PE-DRO-LO, responde elevando la voz y marcando sílaba, mi retoño.
- ¿¿¿¿????, -madre ojiplática en busca de una explicación me mira expectante-.
- Ehhh.. ss-sssí, ha dicho Pedrolo, es que hay días que cree que es un niño, digo tímidamente.
- PORQUE SOY UN NIÑO, MAMÁ, SOY TU HIJO PEDROLO. 

Y sigue la tía jugando, tan tranquila, dejando a mí, su madre, rezando porque la otra madre no sea una psiquiatra de los servicios sociales y me pida el DNI o algo.

Ustedes dirán que no es para tanto, que qué graciosa y que es normal. Ja.

Cuando tu hija de 3 años que está en plena (y bastante exitosa, feliciténme) operación pañal, le pilla unas ganas de hacer pis en mitad de una playa atestada de gente y lejos del baño (si hay) y... qué les voy a contar que no hayan sufrido. La mayoría sumerje a sus chiquillos en el agua y que disimuladamente... pues mi hija no se deja.

Mi hija se pone de pie frente a las olas pero en la orilla, se quita el bañador, separa las piernas como un cowboy, se pone en jarras y dice:

- Mira mamá, hago pis como los chicos porque soy Pedrolo, tu hijo, así es mucho más divertido.

Y añade, para que vean lo fino que hila:

- Mira mamá, si te mueves, el chorrillo no te mancha. 

Ahí está la tía. Con técnica y todo.

Miedo me da.

P.D.: En la foto, mi hermana de pequeña (yo era cursi) cuando jugaba a una cosa de esas con palos y bolas de mucho correr y darse costaladas. 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Economía doméstica: preparados para la crisis

Queridos lectores acalorados:

Mientras España se prepara para agonizar bajo la ola de calor Sahariano que amenaza con derretirnos a todos, unos de vacaciones (malditos¡, ya llegará mi hora, ya...) y otros con la nariz pegada al aire acondicionado, ésta que les quiere no para de darle a sesera inventando rocambolescas fórmulas para sanear la frágil economía familiar.

Sanear en mis entendederas viene a ser cómo demonios le hago para poder vivir en el ático de 200 m2 que merezco, sin dar más golpe que el me cada día me dicte el capricho de mi imaginativa mente.

Algunos de ustedes ya sabrán que ese señor que me despierta a las 6am cada día, que hace taichi en el patio para solaz de los vecinos (me juego que hasta hay vídeos en yutube en la etiqueta "mira qué vecino más friki tengo") y que aún se atreve a decir en voz alta que me quiere (sin drogarlo ni nada) es, entre otras muchas cosas, músico.

Sí, de esos que tocan la guitarra en la cocina mientras mueven los macarrones para que no se peguen, colocan sus amplificadores en lugar de la mesilla de noche y vuelven loca a la asistenta con tanta Fender estratégicamente colocadas para que pasar la aspiradora sea una carrera de obstáculos. De esos.

Pero además de llenar la casa cada dos por tres de amigos que se beben las reservas de cerveza de todo el barrio con la excusa de "ensayar", resulta que le saca partido y miren ustedes, me salió el tipo con un alma de titiritero que me toca en la calle y todo, trayendo un sobresueldo a casa curioso.

Anoche mismo, aprovechando que mi Lola anda asilvestrada perdida con su abuela en la sierra y en consecuencia yo ando libre como un pajarillo, me fuí a verlos tocar.

Y como una es mujer de acción, que no de lamentos que de eso no se come, tuve una revelación entre "Billy Jean" y "Knocking on heaven´s door". Lo ví claro. Clarísimo. La idea que nos va a sacar de pobres.

Montar una banda familiar. Ahí tá. Eh?, a que se han quedado de piedra?. Yo también me sorprendí de mis geniales ideas. No me hallo de tanta sorpresa que soy capaz de darme a mí misma.

El rollo es así: hay que aprovechar que los 80´S vuelven y todo eso de "Viva el flúor y los calentadores" y qué bueno que mi síndrome de Diógenes por una vez sirva para algo. Cuánta maleta que reciclar. Y lo mío es todo vintage, eh?, del bueno, original.

Nos ponemos en mitad de la calle más concurrida de la ciudad la Lola y yo con nuestras mallas de lycra multicolor y venga muñequeras como unas Jane Fonda castizas y hacemos coreografías mientras marido-guitarrista pone la banda sonora. A ver quién se resiste. Ya lo veo venir, avalancha de monedas¡¡¡ qué digo monedas, billetes, cheques y ya me veo poniendo un datáfono inalámbrico para los que no lleven efectivo¡.

Qué exitazo¡¡. De ahí a que vuelva Aplauso, un tris¡¡

Ay, amigas, qué feliz vamos a ser la Lola y yo dando brincos juveniles todas llenas de purpurinas y lycra y qué pedazo de ático me veo ya eligiendo¡.

Lo sé, soy un genio.

Voy a llamar a mi costillo para informarle de esta brillante decisión.

De aquí al estrellato, lo que yo les diga.

En la foto, algunos modelos que estoy barajando. Lo del espumillón en la cabeza, un punto extra.

A por el éxito, amigas¡

miércoles, 1 de agosto de 2012

Vacaciones en familia: estilismos

Queridos todos;

Continuamos esta importante labor didáctica con esta nueva entrega dedicada a los estilismos vacacionales, asunto éste al que no se concede la importancia debida y, amigos, alguien tiene que hacerlo, que luego me vais de aquella manera y acabáis de fondo en las fotos de cualquier veraneante de bien para risión de sus amistades.

De todos es sabido que cuando se vacaciona, el viajero de mente abierta tiende a la mímesis ambiental. Mucho cuidado con esto.

Es sin duda síntoma de adaptación e inteligencia el hacer nuestra esa máxima de "donde fueres, haz lo que vieres". Y si una se larga a una casita a rural a los Pirineos Oscenses, por decir algo, rodeada de matojos y piedras como buzones de correos, no tiene sentido que me vaya con los stilettos de Jimmy Choo a buscar el pan a la tahona de la señá Engracia  por un caminito de terracería.

Si te vas al campo, los estampados de leopardo y las sedas nos las dejamos en casa. Una cosa es ser elegante y otra, imbécil. 

Pero no sé si ustedes se han dado cuenta que a veces, el viajero llegando al lugar de destino sufre una especie de mutación que le invade el cuerpo y el sentido estético y se lanza como un loco a las tiendas locales a comprar lo que ve que se lleva en la calle. Este mal es especialmente virulento en las zonas de playa ya que está demostrado que la conjunción del yodo con el plancton marino atrofia el área cerebral del buen gusto. Esto es así, amigos  y ustedes lo saben.

Que no de un paso al frente aquel que no haya sucumbido a la estrafalaria y chirriante moda de la camisa jaguayana adquirida preso de un loco frenesí en alguna tienda de souvenirs con cartelicos en varias lenguas. O tú, joven fashionista, dime que nunca compraste aquellas horripilantes sandalias con pedrería porque las veías por todos lados en todos los pieses y en todos los comercios y no supiste resistir su atracción y tal cual regresaste a tu cálido hogar, las contemplaste avergonzada musitando un "¿en qué demonios estaba yo pensando?, cómo me vean mis amigas¡¡".

Todo el mundo tiene un canotier de París, un sombrero mexicano, un bolso de flecos de plástico (con lo mono que parecía en Ibiza) o una camiseta con una leyenda borderline que nos parecía graciosísima y ahora sirve de trapo.Tranquilos. A todos nos ha pasado alguna vez.

Pero ahora, queridos pececillos, tenemos una responsabilidad con consecuencias. Una responsabilidad que imita, copia y pide responsabilidades de cada acto nuestro. Y como nos equivoquemos, ya no será suficiente con esconder aquello en el trastero o donarlo a la caridad. Nos van a pasar factura y nos lo recordarán en el momento menos adecuado, por ejemplo, ante tu reunión de amigas megapijas que trabajan en la revista de moda más chupiguay.

Y me refiero, claro, a nuestros hijos.

Háganse un favor y esténme agradecidos de por vida por este sabio consejo que les doy. Midan con lupa las compras que hagan en su lugar de vacaciones. No se mimeticen en exceso. Su pareo, su bañador, su beachwear, sí. Pero comprado esa boutique mona y estilosa de nuestro lugar de origen, de confianza. Nada de locuras consumistas con el cerebro anegado en yodo criminal. Ni microshorts de vinilo blanco, ni sombreros texanos en Mallorca, ni marido con camiseta Chuecalovers con gafas flúor, por favor.

Si no logran resistirse, recuerden que es de vital importancia deshacerse de todo antes de regresar a casa, borrar toooodas las fotos y vídeos, y dedicar varias semanas a borrar de la momeria de sus vástagos cualquier dato que les recuerde que ustedes, sí, ustedes, una vez fueron horteras.

Suerte, amigas.

En la foto, la familia Menéndez-Ramos aquejada del maldito virus en grado extremo, si hasta cara de granjeros se les ha puesto.