jueves, 26 de abril de 2012

Educación infantil: empieza la cuenta atrás

El martes pasado asistimos a la jornada de puertas abiertas del cole al que nos gustaría que asistiera Lola. No pude evitar hacer la cuenta mental de cuántos padres había allí y si habría plazas para todos y me temo que alguien va a quedarse fuera. Esperemos que no sea nuestra criatura porque la segunda opción que hemos elegido es considerablemente menos atractiva. 

La directora nos pareció maja y se le notaban las tablas, pero es un soberana faena que la supuesta visita al colegio y sus instalaciones tenga que ser "virtual" porque el cole está en obras y te veas obligado a hacer un "simulacro" en un aula provisional. Nos chutó una sobrecarga de datos que ni que fuéramos arquitectos: el pasillo mide 3 metros de ancho (bien, de momento la Lola cabe), la altura del aula es de nosecuantos metros (se van a tirar desde el techo?), cada aula tiene su baño incorporado (dato sumamente práctico cuando consiga realizar con éxito la operación pañal).


Pero como nosotros somos unos padres relajados y optimistas, decidimos mentalmente que un cole de estreno es una chulada y todo va a estar muy bien (verdad? verdad?).

No sé de qué me preocupo, en serio.

(Inciso nostálgico on)

Yo fuí a un cole público en un pueblo más feo que picio y aquello era un "sálvese el que pueda" intelectual. Más parecía un reclusorio infantil que un centro educativo. Y no por lo estricto aunque volaban las collejas y los golpes con regla en la mano con singular alegría, sino porque aquello era un parking de desharrapados.

En mi expueblo (que me he quitado hace mucho), tú decías que ibas al "Carrero" y te miraban con una mezcla de respeto y temor porque había que ser muy macho para llegar a octavo ileso, mental y físicamente. Yo tenía escolta que era mi hermana pequeña que repartía hostias como panes a mano abierta. Me chivaba y un "te espero en la puerta" mientras se arremangaba eran mano de santo. Intocable era yo. Mi hermana tenía unos bíceps que ni Stallone y una patada directa al costillar legendaria.

Qué tiempos aquellos en los que los profes perpetraban maltrato infantil y los padres, encima, les daban las gracias. Cuando los columpios eran de hierro y toda mi generación luce cicatrices más o menos disimuladas con el pelo. Cuando el psicólogo era una cosa de ricos de películas americanas (esto sólo para los cultos, el resto veían en un-dos-tres y tan felices). Ya pasó, tranquilos, ya pasó...

Y aquí estoy. Sobreviví y hasta fuí a la universidad, para orgulllo del "Carrero", que creo deben tener nuestros nombres en dorado reluciente.


(fin del inciso nostálgico)

Como he dicho, había muchos padres allí y se iban levantando manos para hacer preguntas. Y una recurrente fue la filosofía del centro, la orientación. Yo pensé inmediatamente "al norte". Pero no era eso, al parecer.

La directora explicó que había libertad de cátedra (ehh... para niños de 3 años? le van a soltar a mi sin cristianizar hija las teorías creaccionistas?) y poco más. Supongo que la respuesta -parca- no satisfizo a los preguntadores pero a mí, he de confesarlo, sí. Plenamente. Yo mientras el cole sea laico y no demasiado raruno, me parece todo bien.

Pero si hasta tienen columpios sin aristas, hombre.

Un poco de calma, amigas, y más confianza en lo que les enseñan en casa, que supone el 70% de la educación, no lo olvidemos.